Los Ibarra de Bragado



Gladys Adela Issouribehere de Delgado

Pequeñas Historias de Cien Años

Los inmigrantes

Pagina 15

"Y tuvimos nuestros inmigrantes Italianos y también Españoles, que dejaron, además de su esfuerzo y su entusiasmo, cantidades de hijos que poblaron el país. Los apellidos aún perduran: Belardo – Lombardini – Marconato – Tracchia – Russo – Frattini – Lomonte – Losinno – Griguoli – Barbetti – Dellavalle – Cirigliano – Zuliani – Parabue – Dómine – y los Ibericos: Gonzalez – Ibarra – Vinjoy – Roteta – Lizarralde – Suzaya – Azurmendi – Pellejero – Casal – Toledo – Balda – Osácar – Urtasun."

Familia Ibarra

Pag. 101 a 105

"Los hermanos Ramón y Francisco Ibarra llegaron a esta zona aproximadamente en 1853 y se establecieron en Veinticinco de Mayo, con una casa de ramos generales. Les fue muy bien, porque en esa época solo los valientes se aventuraban a instalarse en tierras de indios. Pero un buen día resolvieron separarse; Juan Francisco partió para los pagos de Bolívar donde, previa la etapa del almacén, compró muchas leguas de campo. A Ramón le encantó Bragado, por lo que se instaló aquí definitivamente y, lo mismo que su hermano y compañero de ruta, instaló una casa de ramos generales. Necesitó dos solares y los tuvo; justo media manzana, que se extendía desde la mitad de la cuadra de la calle Pellegrini hasta la mitad de cuadra de la calle Rivadavia, sobre Rauch. En Veinticinco de Mayo había ganado dinero y aquí lo acrecentó; mas aun, hizo fortuna. Resolvió entonces dedicarse a las actividades agrícola-ganaderas; compró 5.000 hectáreas del campo de Biaus y formó su estancia San Ramón; luego, otras 5.000 constituyendo el establecimiento San José, a las que se sumaron muchas hectáreas mas en la provincia de San Luis.

Fue un hombre importante, que participó de todos los acontecimientos políticos y sociales del pueblo. Casado con Catalina Laporte (nieta de Arnaldo Mignaquy) fue padre de nueve hijos; dos mujeres, Catalina (casada con Bernardo Elizondo) y Laura (casada con Enrique Rozenzuaig), y siete varones que, como su padre, se dedicaron a la actividad agropecuaria. De los varones dos llegaron a ser Intendentes Municipales de Bragado: José Ramón y Francisco Lope; en cuanto a Juan Bautista, aunque se le propuso en varias oportunidades, nunca quiso aceptar.

En la década 1900 – 1909 los tres hermanos Ibarra sucumbieron a los encantos de jóvenes Bragadenses. El primero fue José Ramón, de 32 años, quien contrajo matrimonio con Elina Elisa Ibarra, el 10 de Octubre de 1906 (acta 115). El mismo apellido fue solo una casualidad, porque la novia pertenecía a una familia oriunda de Veinticinco de Mayo.

En 1907, el día 8 de Julio fue Francisco Lope Ibarra quien desposó a María Lorenza Negueloua (acta 52). El padre de la joven, Miguel Negueloua, había llegado con su familia desde Chascomús, para ocupar el cargo de gerente del recién fundado “Banco Popular de Bragado” (15/11/95) que, además de ser “local”, llenaba una urgente necesidad, ya que la sucursal del Banco de la Provincia de Buenos Aires había sido liquidada en 1893. La idea de la creación de un “Banco propio” correspondió a un grupo caracterizado de vecinos, entre los que se encontraba, justamente, Don Ramón Ibarra, que ocupó el cargo de vicepresidente primero en el primer Directorio. Después del casamiento de Francisco, la relación familiar terminó intensificándose, porque en la primavera del año siguiente Juan Bautista Ibarra se casó con otra hija del gerente del Banco: Martha Vicenta Negueloua (acta 105). Un hijo de esta pareja - con el tiempo - también llego a ser intendente de Bragado: Arturo Mario Ibarra Negueloua. José Ramón Ibarra fue intendente en el periodo 1903/1904 y luego en 1907/1909. Dedicado a la ganadería, trabajó primero con su padre y mas tarde con su hermano Juan Bautista organizó una cabaña de ejemplares Shorton, que se llamó “Cabaña José R. y Juan B. Ibarra”.

Ya en 1886 cinco ganaderos argentinos habían establecido un registro de ejemplares Shorton nacidos en el país, pero descendientes de toros ingleses. Para inscribirse era preciso demostrar que su “ascendiente” figuraba registrado en los Coates Herd Book de Inglaterra y, entonces, apareció el primer libro Argentino que en su primera edición registro mil quinientos cincuenta animales Shorton de pura sangre, entre los que se incluían ejemplares de la Cabaña Ibarra.

El segundo período de José Ramón concluía en 1910 pero presentó la renuncia en 1909; el año restante lo cubrió José Blanch, presidente del Consejo Deliberante. Poco antes de abandonar el cargo el 20 de Octubre de 1909, Ibarra elevó al consejo la solicitud, presentada por la Compañía Unión Telefónica, de concesión por 20 años, para la explotación de una red telefónica, desde Bragado a Buenos Aires, con oficina local para todos los demás pueblos de la República, con línea propia y directa. La Empresa lo había resuelto en virtud de la inquietud y el interés que puso de manifiesto un grupo de comerciantes y vecinos que aspiraban a lograr ese servicio tan importante, del que carecían: comunicarse directamente con la Capital. El servicio existente, a cargo del concesionario señor Luissi, no cubría esa necesidad. Los aparatos a instalar permitirían las comunicaciones a larga distancia y a los abonados “conectarse directamente entre si, sin otra intervención por parte de las Oficinas, que atender el llamado de los abonados y ponerlos en comunicación con quien desearen hablar”.

Los logros de ambos períodos de actuación que procuraron ordenar el desenvolvimiento de la ciudad, entre otros, fueron: 1º) Prohibición de jugar en las calles y plazas centrales del pueblo a los cobres, bolitas y barriletes, como las reuniones de menores en horas de bautizos u otros análogos que pudieran producir desordenes en el atrio de la iglesia (1903), 2º) Reglamentación de la higiene de las peluquerías, del mercado Alsina registro de pasajeros en los hoteles, fondas y casas de hospedaje (1904); 3º) Como exponente de la preocupación de asegurar el alumbrado público se imponía tres días de arresto a quien rompiera una lámpara o farol del alumbrado o arrojara alambres a los hilos eléctricos. 4º) orden d cremación de animales muertos por enfermedades contagiosas y prohibición de tener cría y cebar cerdos dentro del radio de solares de la ciudad (1908); 5º) Inspección de carne, leche y pescado (1909); 6º) Reglamentación de las construcciones en la cual se establecía que la nueva edificación de nueva planta, las reedificaciones y refacciones no podían practicarse sin el permiso de la municipalidad.

Francisco Lope Ibarra ocupó la intendencia en el período 1934/1936 y luego fué reelecto para el siguiente, 1937/1939, pero por razones de salud no pudo ejercerlo en forma continuada. Fué reemplazado por el presidente del consejo José María Blanch (año 1938) y a la muerte de este, por Enrique Ceballos. Durante su gobierno se efectuó la primera pavimentación de Bragado, que realmente le cambió la cara a la ciudad; primero fueron las calles Pellegrini y Rivadavia, luego, General Paz y transversales; 2º) Se construyó la entrada principal del cementerio y las nicheras a ambos lados de la entrada 3º) Se remodeló la Plaza Alsina; 4º) Se diagramó y realizó el Parque San Martín y se levantó el monumento al Cnel. del Busto en la plaza 25 de Mayo.

De buen carácter, sumamente sociable, se brindó a todos y tuvo muchos amigos, hasta que dejó Bragado para trasladarse a Buenos Aires en 1940.

Uno de sus hijos, Francisco Ibarra, nacido aquí en 1909, conservador como la mayoría de su familia, llegó a ser Senador Provincial en el período 1963/1966, año de la caída del gobierno radical. Fue el único senador que el partido demócrata tuvo en la legislatura desde la época de Perón. Huérfano de apoyo en la cámara, muy poco pudo hacer, pero a su iniciativa se debe la implantación del vaso de leche y pan en las escuelas primarias de la Provincia de Buenos Aires.

Y en la enumeración aparece finalmente Juan Bautista Ibarra. Estudió fuera de Bragado y al volver se dedicó, junto con su padre, a la ganadería. Alternó su profesión de cabañero con la política, dentro del partido conservador y aunque se le propuso siempre, se negó a ser Intendente; no obstante eso formó parte del Consejo Deliberante y ocupó distintos cargos en entidades afines a su especialidad – como por ejemplo – el de tesorero de la Sociedad Rural de Buenos Aires, que lo vinculó con gente muy conocida y le permitió cultivar la amistad de políticos de su época, como Santamarina, Martínez de Hoz y muchos otros.

Fué el administrador general del emporio familiar, que tenía una organización perfecta. Mil novecientas hectáreas de la Estancia San Ramón se encontraban pobladas de hacienda vacuna de cría e invernada y se instalaron cremería y tambo; el establecimiento Los Prados, a unas treinta cuadras de la ciudad, se destinó a la preparación de novillos para frigorífico; en el establecimiento San José, mil hectáreas se dedicaron al cultivo de trigo y maíz y el resto a la cría de ganado. A través del tiempo, la explotación de los tres establecimientos se desarrollaba con el concepto de que la agricultura y la ganadería racionalmente combinadas elevaban al máximo la producción del suelo. Por último, la cabaña, con planteles de vacunos puros por cruzamiento, dotados de toros puros, dió grandes satisfacciones. Todo contribuyó a ubicarlos en un puesto importante entre sus similares de la Provincia.

Algo, sin embargo distinguía a Juan Bautista Ibarra de los demás miembros de la familia: fué poeta. Supo cantar a todo lo que lo rodeaba y quería: su casa, sus cosas, lo simple de la vida. Publicó dos libros: “Voces del alma” y “Voces de la vida”.

La poesía le permitió mostrar todo lo bueno que esconde el alma humana, la que se purifica y fructifica con el dolor, que lo tuvo e intenso, cuando falleció su única hija mujer. Al recordar su casa de campo, decía: “Quedaste sola y vacía/el invierno fue muy largo,/larga también mi demora/para quebrar tu letargo. Tu frente mirando al Norte/denunciaba tu interior;/si tu soledad fue larga,/estabas llena de amor.

O su honda preocupación por el destino del mundo: “¿Cómo he de hacer para cantar un verso/si noto que la mente no me ayuda,/preocupada por cosas, que sin duda,/absorben la atención del universo?”…

Su hijo Arturo Mario, militar retirado, llegó a la Intendencia de Bragado en el período 1976/1983 correspondiente al último gobierno militar.

Durante sus siete años de gobierno, logro 1º) Aprobación del Parque industrial, predio de ochenta hectáreas, fraccionado en ochenta parcelas; 2º) Remodelación del hospital San Luis, cuyas obras finalizaron en 1980; 3º) Concreción del Complejo Deportivo Municipal (1980); 4º) Pavimentación de ciento treinta y una cuadras (alrededor de dieciséis cuadras por año); 5º) Barrio FONAVI (noventa y una viviendas) e iniciación de obras del Barrio FONAVI II; 6º) Nuevo edificio de ENCOTEL (licitado); 7º) Terminal de ómnibus (1982); 8º) Jardín de infantes901; 9º) Terminación y habilitación Ruta Provincial 46; 10º) Plazas Güemes, Armada Argentina, del Busto y barrio Michel; 11º) Construcción de un muelle de pesca de ciento cincuenta metros en la laguna y construcción del nuevo edificio de entrada. 12º) A lo expuesto habría que agregar treinta y seis cuadras de agua corriente, cincuenta y tres cuadras de desagües cloacales: ciento treinta y siete cuadras de iluminación de gas de mercurio; siete cuadras de gas natural; iluminación de dos kilómetros en el acceso Este a la ciudad."

Elizondo – Ibarra
(Acta 38 Año 1910)

Pág. 150 - 151

"El novio había nacido en Salta, por eso tenia la calma y los ademanes pausados y corteses de la gente del Norte. Era oriundo de Rosario de Lerma y corría por sus venas toda una tradición gaucha, que se remontaba a las luchas por la independencia y las hazañas de Güemes, a cuyo lado peleó uno de sus antecesores, recordado en una de las estrofas de la Zamba de Vargas.

La muerte prematura de los padres Modesto Elizondo y Josefa Sánchez Saravia, lo decidió a partir y a los 17 años llego a San Pedro de esta provincia y se inició como tenedor de libros en una casa de ramos generales. Después se traslado a Bragado y aquí se radico definitivamente. Se llamaba Bernardo Elizondo y fue uno de nuestros hombres importantes. Lo demostró a través de su actividad privada como martillero, que desempeñó con responsabilidad y de su intensa vida pública, en la que descolló como Intendente Municipal durante dos periodos.

El 23 de Abril del año del Bicentenario contrajo matrimonio con Catalina Irene Ibarra, perteneciente a una conocidísima familia de Bragado, a la que ya nos referimos, cuya cabeza fueron Don Ramón Ibarra y Catalina Laporte, *hija de franceses, que falleció tempranamente, a los 53 años, en 1907. Del matrimonio nacieron dos hijos: Daniel, que como el padre fue martillero, y Ricardo, arquitecto. Elizondo fue elegido intendente municipal en el periodo 1924/1926y, reelecto con el apoyo de todas las fuerzas políticas en 1929, no pudo terminar su mandato a causa de la revolución del 5 de Abril de 1930.
Sus cuatro años de gobierno fueron muy importantes para Bragado. La transformación edilicia que experimento la ciudad fe una consecuencia de su ejemplar administración. Supo manejar los dineros públicos con corrección y limpieza y volcó el dinero obtenido en obras que cambiaron la fisonomía de la ciudad. Mejoró los caminos, se preocupó por el embellecimiento de paseos y plazas, siendo una iniciativa suya la transformación completa de la plaza 25 de Mayo.
Construyó el cementerio, mejoró los servicios hospitalarios y contribuyó a la construcción de nuevos pabellones en el Hospital. Inauguró el Palacio Municipal, proyectado y financiado por él. La inauguración dió lugar a grandes festejos y contó con la presencia del Gobernador Valentín Vergara, su esposa Aurora González, (bragadense), ministros, legisladores y altas personalidades del país.
También durante su intendencia se creó la Asociación Musical subvencionada por la Municipalidad, que tenía su local en Alfonso XIIINº 1199; la presidía don Manuel Iglesias y el maestro director de la banda, que contaba con 15 o 20 músicos, fue Ángel Arrigalzaba.
Por gestiones realizadas en común con el diputado Pedro R. Núñez obtuvo la construcción del puente sobre el río Saladillo e inició los trámites para la venta del viejo mercado “Adolfo Alsina”, en la esquina de Pellegrini y Lavalle, para que en ese lugar se levantara el Banco de la Nación Argentina.

Después retornó a su trabajo, a sus actividades cotidianas, a las tareas agropecuarias, y vivió los vaivenes de la ciudad con la amplia visión que dan los años y la experiencia. Murió a los 88 años, el 11 de Noviembre de 1966. Vida larga y fructífera la suya, que dejó en el camino un reguero de ejemplos para imitar, como fue el haber donado los sueldos de sus cuatro años de gobierno a instituciones de beneficencia."

TEATRO CONSTANTINO

Pag. 171

"…La estrella iba camino de su ocaso y también su símbolo. Muerto Constantino en México y sin que sus herederos respondieran por la deuda contraída con el Banco Hipotecario, que superaba los veintisiete mil pesos m/n, este ordenó la ejecución y el remate, en el que resultó compradora la señora Rosalía Udri de Pajés.
Entonces, algunos vecinos, cincuenta en total, entre los que se encontraban Aristi, Arin, Alisal, Adue, Arruabarrena, Barrera, Bastourre, Bolognesi, Calou, Castro, Cavalliere, corte, Del Búe, Deffis, Elizondo, Goitia, Ibarra, Losinno, Mignaquy, Moya, Otero, Parabúe, Salcedo, Saltalamacchia, y otros, formaron la sociedad anónima “Teatro Constantino”, con un capital de cincuenta mil pesos m/n, adquirieron por cesión los derechos de la compradora, reacondicionaron el teatro y aproximadamente en 1921 comenzó a funcionar…"

Capitulo VIII

Pag. 387

"Se llamó a elecciones generales en marzo de 1963, y resulto ganador el partido radical, que en nuestro medio consagró intendente a Eduardo Martín García, con abrumador número de votos en blanco. Esta elección proporcionó a Bragado varios legisladores; dos senadores provinciales: Francisco Ibarra del Partido Demócrata y Diógenes Estevarena del Partido Radical y dos diputados provinciales: Enrique Tayeldín del radicalismo, y Andres Aznar por U.D.E.L.P.A."